viernes, 9 de octubre de 2009

¿Por qué me cuento cuentos?

Acabo de cambiar el nombre del blog luego de que un pensamiento luminoso invadió mi mente hace 27 segundos que me hizo entender la mitad de mi existencia. Cuando era un pequeño mojón mi papá siempre me contaba historias. Eso sucedía cada noche, por años.Cuando mi papá estaba cansado y no su imaginación estaba anestesiada le pedía y suplicaba hasta el hastío. Cuando terminaba con uno, automáticamente le pedía otro. Pobre inocente yo, en ese momento no sabía que esa maldita práctica me condenaría. ME ACOSTUMBRÉ A QUE LOS HOMBRES ME CUENTEN CUENTOS!!!, y no solo eso, les rogué, pedí y hasta supliqué que lo sigan haciendo. Solo algo cambio en dicha práctica. Antes me metía en la cama, apagaba la lu´z y cerraba los ojos para así poder imaginarme mejor cada uno de los relatos de mi papá, ahora en cambio los hombres me cuentan el cuento antes, para que así yo me meta a la cama, cierre, los ojos y apague la luz.

Me volví una codependiente a las historias ficticias y no sólo eso; aprendí a fabricar mis propios cuentos imaginarios, seductores, paranoícos, tranquilizadores, idiotas. Me conté la historia de la puta, de la santa, de la espera telefónica, del ex arrepentido que seguro iba volver, de la mujer libertaria y amazona, de la mujer despechada, la pecadora, la abnegada, la sumisa, la superheroína, la monja, la promiscua, la leona, la buena amiga, la traicionera, la caníbal, etc, etc, etc. El resultado: Terminé teniendo 546 personalidades y creyendome cada cojudez que el mundo (y yo misma) me decían.

Y concludión creo que así somos todas. Todas nos contamos cuentos para que la vida sea más fácil, menos aburrida y monótona, aveces para superar los momentos difíciles, las veces que nos rechazaron. Además nos creímos todo lo que nos narraban para así pensar que el mundo no es tan terrible, tan mierda, tan duro, para creer que los hombres son capaces de querernos como queremos, para creer que pueden cambiar por nosotras, para confiar que conseguiremos lo que soñamos, para no sentir que cada día no e sun d´´ia más, sino un dpia menos. Carajo voy a parar porque mi dosis de verdad hacía si misma va a terminar destruyenyo e hiriendo a las 546 mujeres que viven en mí.
¿Paramos de contarnos cuentos?