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sábado, 31 de mayo de 2008

Tulicienta, los siete enanos y la casa en Naplo


Había una vez en un país lejano una cándida muchacha llamada Tulicienta. La damicela tenía sueños de grandeza, pero nacío en un lugar bastante pobre llamado Agustinolandia. Pero Tulicienta quería ser famosa y empezó su carrera Chollywoodense mostrando su talento y moviendo el esqueleto en no tan finos ni elegantes bailes, en los que siempre hacía su entrada triunfal con atuendos bastante ligeros. La vida de la muchacha estuvo siempre plagada de diversion y aventuras dignas de su colega la amiga de todos. Por su vida pasaron más de 7 enanos, entre ellos los más significativos amores de Peludicienta (su nombre de batalla) fueron el enano chiquito, el cubano trolito, el chino q quiere ser pelotero y actualmente el casi destronado rey del 2. Su carrera como bailarina top culminó (según ella) y decidio expandir sus horizontes a otros campos de acción siguiendo los pasos de la otrora reina del mediodía. Así Tulicienta debutó en la tele chola, pero todo no podía ser felicidad en la vida de la vedettisima peludita y en su camino se atravezó la madrastra del cuento, la popular Munra Medina, quien afirmaba sin que nadie le creyera que ella era la más linda del reino, enlodando cada vez más la alicaida REPUTAción de tulicienta. Pero el amor (¿o el interes?) tocó la puerta del marchito corazón de nuestra heroina en un baile real en el que hizo click con un rey prohibido, un rey que pertenecía a otra reina. Y está reina era precisamente la señito, la ex reina del medio día y casi ejemplo d evida de la inocente Peluda, quien había decidido dedicar su vdia y esfuerzos para copiar el modelo de la rubilinda señito. A tanto llegó la obsesion de Tulicienta que le quitó el esposo, trato de ser reina del mediodía (sin conseguirlo)y hasta se compro un castillo veraniego en el mismo mini reino no tan privado de madame Gisela. Pero el amor por el proscrito rey no solo tocó su marchito corazón sino también su (según ella) marchito vientre, engendrando así a una niña a la que le pondrá Amarige. Y así culmina este cuento de hadas vedettes y momias, por lo menos hasta ahora ya que aseguró que la telenovela seguirá por siempre jamás...pero de todos modos queda una última pregunta en mi talvez malpensada mente: ¿No será esta una cortina de humo de una negra y chocarrera mano como las que eran pan de cada día mientras duró la despótica y absolutista monarquía del chino power?... les dejo a ustedes la respuesta...

domingo, 27 de abril de 2008

Abuee... !YO NO QUIERO SER UN ARBOLITO DE NAVIDAD!!


Mi abuela y yo teníamos una relación extraña, aveces buena y otras veces pésima. Y es que nuestros pensamientos eran totalmente opuestos. Ella no soportaba que alguien que compartía su sangre sostuviera una ideología tan supuestamente condenable. Y a mí me encantaba hablarle sobre mis creencia posmodernas porque adoraba darle la contra, que sí abuelita que yo no creo en las iglesias, que para mí Jesús es venerable solo porque convirtio agua en vino y perfecto que tú creas en él pero igual no vas a poder convencerme, que no creo en el matrimonio ni en la vida eterna aunque talvez sí en la reencarnación. Ella reprobaba todo y atribuía mi forma de ser a que mi madre también era una mujer liberada (increiblemente exitosa y maravillosa desde todo punto). Me acuerdo de un día que vino a mi casa y me dijo: !Ay hijita porque nunca aprendiste a tocar piano, si para algo te lo regale! Yo le dije que nunca pude. Y me dijo: !ay y tampoco sabes tejer, ni bailar ballet, ni cocinar (en verdad cocino y buenaso pero no le dije). Ay uvita, ¿que va ser de tí? !No tienes ningún adorno! Yo me quedé cojuda, ni que fuera un arbolito de navidad, niq uiero ser un mueble bonito puesto en la sala de la casa. La miré y le dije ¿que? Y me contestó que si no tenía adornos como iba hacer para casarme alguna vez, que nunca iba a poder ser feliz, ni una muejr completa, que iba a ser rechazada por la sociedad. Recuperando la calma la miré y le respondí: Ay, abue es que tu no entiendes, ahora los adornos son ponerse unas buenas tetas y un buen tarro (más la operada de nariz, lipo, etc). Pero de todas formas hay algo que,creo yo, no ha cambiado con los años... que no se necesita tener cerebro para cazar a un buen partido.

miércoles, 9 de abril de 2008

Pruébame y no vas a poder dejarme



Esa noche definitivamente había tomado de más y él estaba ahí, es mala idea estar ebria cuando el pata por el que te mueres esta al lado y la situación empeora cuando él no quiere nada contigo. Entonces la puta desinhibida entró en mí como cada vez que tengo demasiado alcohol en la sangre, y me acerqué y le puse la cara y que hizo el? Se voltio mientras se reía, igual no paraba de incitarme de mandarme miraditas, de bailar pegadito a mi, que significaba eso? ¿Acaso me estaba dando alguna esperanza? NO, significaba que era un puto. Pero yo estaba demasiado ebria como para aceptar un no y necia me acerqué de nuevo y le dije al oído, casi gritando: Pruébame y no vas a poder dejarme. Se rió horas como si fuera una broma, cuando el sabía muy bien que la cosa iba en serio y me dijo sorry pero ya probé a otra y señaló a alguien que se veía más puta y más disponible que yo borracha, alguien que yo conocía. Eso me hirió el orgullo como nada, seguí tomando y terminé en el baño, pero la poca conciencia que me quedaba me sirvió para jurar venganza. Semanas después lo volví a ver y esta vez el ebrio era él. Como su puta de turno ya había volado del nido me buscó a mí y que hice yo, me hice la difícil un rato, mientras trataba de calentarlo bailando con otros. Y después decidí dar el paso y cuando se acerco sí, me lo agarré. Un beso me bastó y un par más en el cuello, él buscaba más obvio, pero no se lo di, ya había perdido el interes. Y en ese momento se cumplió mi predicción, y no pudo dejarme, y no era porque yo fuera la mejor besadora del mundo o la más sexy del planeta sino porque ya no podía tenerme, porque yo ya no estaba disponible. Al otro día me llamó tempranísimo para salir, le dije no. Y casi todos lo días me llamaba con algún pretexto poco imaginativo. Y decidí salir con él como para terminar de engancharlo, fuimos a un bar y le hablé cerquita toda la noche, me lo calenté mal, pero no hice nada, en cambio le hable horas de un novio platónico imaginario. Y les digo que hasta ahora no puede dejarme por completo. Comprobé que la venganza es un plato que se come frío, y hoy disfruto mi victoria. Lo quise, lo desee mucho, y cuando tuve una probadita de él se fue el encanto, se rompió el hechizo y me convertí por voluntad propia en la bruja del cuento y créanme que no se siente para nada mal.

viernes, 15 de febrero de 2008

Boulevard of broken dreams














Se cansó de dar vueltas alrededor de la rotonda del desengañó y paró de caminar en medio de la gente sin rostro, no volvio por los bares de diseños eclécticos, modernos, minimalistas. Renunció a los previos semanales en alguna casa de la zona o en un lugar donde te dan 3 chelas por 10 luks. Ahí todos eran entes autómatas, interiormente desconocidos, era el reino de las banalidades, de la gente yuppie. El 80% de la gente que conocía buscaba donde caer para llegar ahí, para formarse en la cola del lugar de moda, al que tenías que ir porque si no no eras nadie. En ese lugar con nombre de continente, porque se creía grande pero medía menos de 10 cuadras, ella descubrio lo fugaz de un touch and go y lo rotundo que es ese chau me voy al baño. Lo empolvadas que tienen las narices algunas personas y el dificil y arduo trabajo de un vip de discoteca. Aprendío muchas cosas irrelevantes y pasó tantas noches igual de insignificantes, que cuando terminó el verano solo le quedó el cansancio, el delineador negro chorreado en los ojos y la ropa con olor a cigarro. Y no renunció por decisión propia, sino porque la cumbre de la frivolidad dura solo tres meses, como una estrella fugaz veraniega, y después todos se van a seguir con sus consumistas y rutinarias vidas a lima para esperar que llegue el comienzo de un nuevo año donde aquel boulevard vuelva a abrir sus enrejadas puertas y a esperar al público sediento de placer, trago, relaciones sociales y amores de barra.

domingo, 27 de enero de 2008

La princesa de la nieve

Había una vez, en un país lejano, una princesa que carecía de nombre y de título nobiliario, pero que poseía todo el poder y el dinero que deseaba. Fue criada en medio del derroche, la opulencia y la desvergüenza y sus deseos siempre fueron cumplidos al pie de la letra. Vivía como nadie en su ciudad bizarra y llena de contrastes lo hacía. Viajaba, compraba y derrochaba como nadie. Siempre fue envidiada por su cuerpo, su cara, su casa y su plata. Porque para los demás ella lo tenía todo. Y es que desde afuera todo se ve diferente, todo se ve borroso y cambia de forma.

Su padre, el rey, poseía un imperio ilegal que se alimentaba de los sueños rotos y su séquito estaba compuesto por los súbditos de la sustancia que ofrecía. Él comercializaba con las esperanzas y la desesperación de los desafortunados que alguna vez creyeron que en la nieve, como el rey la llamaba, se encontraba su salida. Era un hombre corrompido por el tiempo y las situaciones, desquiciado e infiel a todo en lo que alguna vez creyó; sus valores, su esposa y sus verdaderos sueños. Su matrimonio había empezado por algo parecido al amor, pero que realmente era obsesión, conveniencia y soledad. La pasión que había entre los dos se fué rápido y quedaron los problemas. Y así la historia que empezó con un sí acepto terminó con una total indiferencia, con un vació y sin palabras. Sin embargo ninguno de los dos se atrevió nunca a separarse del otro, talvez por dependencia o por conservar las apariencias

La reina, por otro lado vivía encerrada en un mundo de tarjetas doradas, viajes a países todavía más lejanos que el suyo, antidepresivos, y fiestas reales. Ella sabía muy bien que no tenia nada, por eso se refugiaba en la frivolidad y el derroche, para por lo menos poder aparentar que lo tenía todo.

El palacio real se encontraba en una colina desde la cual se podía ver todo el “esplendor” de la ciudad de los sueños rotos. Un lugar de apariencias, y vidas compradas, un lugar en el que todo se vende, en el que se trafica con el amor, las esperanzas y los sueños. Para sus habitantes todo tenía un precio y todo era negociable y desde sus mansiones de hielo se decidía y controlaba el destino de los supuestamente menos afortunados.

Su entornó convirtió a la princesa en un ser de hielo, esculpido por las circunstancias y diseñado para destruir. Ella era el estandarte de la falta de amor, el cual siempre buscó pero jamás se atrevió a pedir. Al comienzo era un ser melancólico y triste, pero luego se endureció y se puso una máscara de fiesta, la cual ocultaba su verdadero rostro. Su terrible tristeza fue reemplazada por un vació inmenso que a veces perturba más que el peor de los dolores. La mariposa social tenía incontables amigos de alquiler (frenemies), de esos que se van cuando estas mal. Aprendió a reemplazar el amor por el placer y la amistad por la conveniencia.
Poco a poco se fue convirtiendo en un arma de destrucción y su principal blanco era ella misma. Pero era conciente de su situación, por eso cayó en la nieve y el alcohol, por decisión propia, porqué los vio como un refugio y como una fuente causantes de amnesia temporal. En ese momento se desencadenó su tragedia, la cual ya se había estado planeando desde el día en el que nació. Empezó a consumir la blanca sustancia porque esta por lo menos la hacia sentir algo por una fracción de segundo. Su adicción la llevo a limites, los cuales nunca se imagino que seria capaz de cruzar.
Su romance con la nieve fue corto pero intenso, y luego hasta le fue infiel a su primer y adictivo amante, ya que en un punto ya ni esta le hacía efecto. Se inyectaba, inhalaba, aspiraba y hacia de todo para sentir algo. La princesa trató de acabar con su destrucción progresiva y resucitar de las cenizas pero ni el dinero, ni su pequeña voluntad pudieron rescatarla, talvez ya era demasiado tarde o puede ser que se haya dado por vencida antes de luchar. Talvez, inconcientemente, su objetivo era autodestruirse y acabar de una vez por todas con su frívola existencia
Un día su cuerpo se resignó y decidió dejar de luchar contra su locura y la abandonó. No tuvo ni el tiempo ni la conciencia para despedirse del mundo helado que tan mal la había tratado.
A pesar de la indiferencia con la que la crió; el rey de la cocaína y el narcotráfico sufrió la desgracia de Blancanieves y se arrepintió porque sabía que él y su imperio eran los principales causantes de su tragedia. La reina al enterarse del ocaso de la chica se dejo consumir por las pastillas. Todo porque en su mundo de apariencias nunca les habían enseñado como demostrar amor, a pesar de sentirlo.

Así se derritió la princesa de la nieve, poco a poco, hasta que un día desapareció dejando un charco hondo en el que toda la familia se hundió por la culpabilidad, la impotencia y la soledad que ya no podían disimular. Porque sabían que a pesar de tener todo el dinero del mundo y de poseer el mayor imperio blanco del país realmente no tenían nada de lo que habían soñado. Así el rey de los sueños rotos fue destruido por la sustancia con la que él mismo acabo antes con tantas vidas. Muchos de sus cómplices fueron encerrados en jaulas de oro, pero él no, porque realmente su peor castigo era seguir en el mundo de afuera, atado para siempre a un oficio que ahora maldecía.
Y así acaba una historia que empezó por la adicción al poder y terminó con el vacío que este causa. Sus personajes congelados fueron llevados a extremos por las circunstancias y por sus decisiones erradas, las cuales terminaron por destruirlos a todos por igual.

martes, 22 de enero de 2008

Pesadilla en santo Toribio street: El colegio

A los 5 años me llevaron sin previo consentimiento mío a una cárcel pintada con colores pasteles. El encerramiento avalado por mis padres duraba 8 horas diarias. Me he obligaban a levantarme a horas infrahumanas en las que solo los enfermos mentales y los trabajadores autómatas y absorbidos por la vorágine social están despiertos. El lugar estaba custodiado por unos espectros femeninos vestidos a la moda pingüino, quienes vigilaban de cerca a las reclusas. En esta cárcel de paga y de buen nombre todo estaba delimitado: la hora de ingerir alimentos, la manera de vestirse, la forma de hablar, la pluma con la que se escribia, todoooooo. Los lunes nos hacian formarnos en la intemperie para entonar un cántico satanico en un idioma proscrito, luego ofrecían sus alabanzas huecas a un disque ser superior. Nuestros pensamientos y comportamientos estaban reglamentados, codificados y eran ampliamente vigilados por las enviadas del infierno. Trataban de convertirnos en corderitos sin cerebro, en ofrendas vivientes a sus más sordidos placeres y deseos de poder. Era triste ver como diariamente miles de alumnas aceptaban en silencio su futuro y hasta alababan a sus captoras educativas. Pero siempre existen rebeldes que se oponen a la tradición y al orden establecido. Por eso puedo asegurar que me divertí mucho jodiendo la vida de las autoridades de aquel antro del supuesto saber. Hacer exactamente lo contrario a lo que me decián paso de ser una costumbre a mi razón de vivir. Obviamente no estaba sola, me acompañaba un grupo de violadoras de leyes. Juntas copiabamos, protestabamos, corrompiamos a los corderitos y haciamos cualquier cosa para que las perras esas no pudieran más con sus vidas. Obviamente cual juana de arco en el siglo 20 tuvimos que soportar la hoguera mil quinientas veces, eramos quemadas en público semanalmente y se les decía a nuestros padres lo mierdas que eramos. ¿Importaba? NO ¿Jodía? SI Y MUCHO. Pero igual seguimos hasta que un día nos dimos cuenta que nuestra condena de 12 años estaba por terminar y no sabiamos si llorar o cagarnos de risa. El último mes de colegio chupamos todos los días, realizamos juergas diarias en los salones y les rompimos los huevos a las profesoras como nunca. Nos robamos banderitas, placas de las clases, cuadros a la virgen, haciamos globitos con condones, y hasta activamos la alarma contra incendios. Por eso ahora cada vez que me acuerdo del colegio tengo sentimientos encontrados, porque es el lugar en el que más me diverti y el que más putee. Es el lugar al que me obligaron a ir y al que en algún punto del tiempo me acostumbré. Por eso ahora lo extraño, sigo viendo a las del grupo con las que quebrabamos leyes pero ya no es exactamente lo mismo, ya no tenemos cuartel de guerra y combates con otras protagonistas se libran en aquel verde campo de batalla. Así que si alguien lee esto y todavía está en el colegio les digo: Disfrutenlo mierdas y jodan como si fuera el último día de sus vidas, porque lo peor que les puede pasar es que los griten o los castiguen pero esas cosas jamás se olvidan, y sí el colegio es de las mejores épocas, pero no si se convierten en corderitos lame culos.

sábado, 3 de noviembre de 2007

La creación



La diosa creo el mundo, en 4 días. El primer día hizo el cielo, el mar y la tierra. Todo un mundo hermoso para que albergara al ser que más iba a amar en el mundo. Al segundo día creo a las plantas, árboles y frutos. Al tercer día la diosa hizo animales y les puso un nombre a cada uno de ellos. Cuando el mundo estaba listo creó a la primera mujer a su imagen y semejanza, la engendró y alimentó de su seno, hasta que ella creció y estuvo preparada para valerse por si misma. Pero la diosa no la dejó sola jamás. Pero la mujer se sentía sola y le pidió un favor a su madre. Quería compañía. Esta le concedió el deseo, creando así otra mujer. Entre ellas dos se creo un lazo irrompible, el de la hermandad. Ellas eran una. La diosa sabía que su hija hermosa y de una bondad increíble era la única que podría seguir creando seres a su imagen y semejanza, además que quería que ella sintiera esa maravillosa sensación. Pero había un pequeño problema, la mujer sola no podía reproducirse. Necesitaba de una semilla y esta era muy frágil como para que la diosa la tirara al mundo, se perdería. Entonces a la diosa se le ocurrió una idea, crearía un envase portador de esta semilla creadora, un frasco para que el polen llegara seguro al vientre de la mujer, este frasco seria el hombre. Además decidió darle un poco de diversión a la mujer, entonces creo un dispositivo en ella para que se divirtiera con el frasco portador del espermatozoide, y así la diosa creo el clítoris. Una de ellas había tenido la loca idea de donar su hombro para la creación de este nuevo ser, pero la diosa se negó porque jamás dañaría a una de sus hijas. Entonces la diosa creo un ser nuevo de una hebra del pelo de una de las mujeres. Pero lo del hombro quedo como una anécdota interesante, así que decidió ponerle al nuevo ser “hombre”. Entonces dos “hombres” aparecieron en este paraíso matriarcal. La diosa amaba a cada una de sus creaciones por más insignificante que fuera y por esta razón decidió darle un poco de inteligencia al “hombre” para que este pudiera disfrutar también del mundo, además para no tener que cuidarlo a cada paso que diera, para que él pudiera valerse por si mismo. La diosa también les dio algo llamado fuerza para que la pusieran en servicio de sus hijas. Pero estos dos hombres eran traicioneros y después de conspirar y uniéndose con una serpiente encontrada en un árbol decidieron alejar a las mujeres de su madre. Así utilizaron la fuerza atraparon a las mujeres y se las llevaron del paraíso. La diosa no se los perdonó jamás y los castigó quitándoles la inteligencia que un día les había dado y el hombre no pudo volver a cuidarse solo. A sus hijas les dio todas las armas para defenderse de ellos, armas para poder manejarlos y controlarlos, armas como la seducción y la inteligencia. Fueron naciendo más mujeres y más “hombres”. Con la fuerza ellos hicieron que muchas de ellas olvidaran su origen, su verdadera historia, su poder. Pero por fin después de miles de años las mujeres por fin han recordado inconscientemente la verdadera historia, han recordado que ellas son las herederas de la diosa y que los hombres no son nada mas que contenedores de espermatozoides. Por eso en este nuevo milenio honremos a la diosa, a esa divinidad olvidada y con el género cambiado. Honremos a nuestra creadora y celebremos que fuimos creadas a su imagen y semejanza.