Tengo una obsesion por la música de Joaquin Sabina y lo amo con pasion y locura, es mi master del amor fugaz, apasionado, de las decepciones amorosas y de las pastillas para no soñar. Con el descubri que me parecia a esperanza (la que no esperaba nada de los hombres y que coleccionaba amores desgraciados y soldaditos de plomo mutilados), que vivía en la calle melancolía y que era como la princesa que vivía entre la cirrosis y la sobredosis (mas cirrosis, ya que mi sobredosis es por locura la mayoría de las veces). En fin además de eso esuchando una canción suya con Miguel Ríos (creo) descubrí que yo era un ave de paso. Yo encajaba totalmente con ese perfil. Besos robados, touch and goes, besos en el asensor, en el taxi,en un clóset, en el cementerio (si ahi también), etc , etc, etc. Y como dice la canción en el asiento de atras de un coche jamás pregunté si me querian, ni nunca me importo. Así que soy la reina golondrina, una novia de nadie (o de todos). La reina de los amores inconclusos, una flor de un día que no duraba ni dolía, una dama de noche, de día y de tarde. Una mujer que no pide nada a cambio pero que se lo lleva todo. Vale destacar que ese no es un estado permanente, también lo alterno con chica de su casa, y aveces hasta me mudo al desierto (hoy vivo ahí y parece que me he mudado indefinidamente). Soy cambiante y quiero ser impredescible, indescifrable e incomprensible. Ni usada, ni dejada, simplemente prestada por un minuto, una flor de alquiler que no cuesta, que pasa rápido pero que no se olvida. Por que aveces las aves de paso también tienen que hacer sus necesidades fisiológicas y aunque nos vayamos rápido muchas veces se nos ocurre hacerlas precisamente sobre las cabezas del ser de turno.