miércoles, 9 de septiembre de 2009

Myriam Fefer: Crónica de un asesinato

Les dejo una crónica que hice hace un par de meses del caso Fefer. Esto fue antes de que el caso estallara en los medios y la verdad que todavía no la actualice, pero lo haré ahora que tenga tiempo. Lo pongo porque aquí se mencionan algunos detalles que no salieron en la prensa y que pude investigar y conocer.

Perro que no ladra deja morder:
Perros rabiosos en el homicidio de Myriam Fefer


Myriam tenía dos hijos y tres perros malteses. Uno de los canes era suyo, el otro de Eva y el tercero pertenecía a su hijo, Ariel. Según una allegada a la familia, Myriam siempre dormía con los tres malteses en su habitación, localizada en el primer piso de la casa. Curiosamente justo el día de su muerte, sus hijos se llevaron a los perros para que pasaran la noche con ellos, en el segundo piso. Según los peritos de criminalística la víctima se defendió, ya que su dormitorio estaba revuelto. Tenía moretones, las uñas rotas y llevaba el ADN de su agresor en ellas. La puerta no fue forzada. Los ocupantes dicen no haber escuchado nada. Dicen que los perros no ladraron. Aún hoy, tres años después del crimen, muchos cabos siguen sueltos. Las hipótesis que parecen ciertas no son probadas, los perros asesinos siguen sin ladrar.

“No quiero declarar, es algo privado, es como si yo te preguntara a quien te tiraste”, contesta Eva Bracamonte Fefer desde el intercomunicador de la casa en la que su madre fue asesinada. A Eva no necesitamos preguntarle a quien se tira y menos aún donde lo hace. Según una fuente, Eva duerme con Liliana Castro Mannirelli en el mismo cuarto y la misma cama que fueron de su madre. Liliana se mudó al 219 de Paul Harris (en San Isidro) un día después de que Myriam murió. Liliana es ex futbolista de la San Martin y hoy gerente general de Sideral, la empresa de la que hoy Eva es accionista mayoritaria. “La señora y Eva siempre se llevaron mal, pero cuando ella se enteró que su hija era lesbiana la cosa se volvió terrible. Eso ocurrió semanas después de que la chica (Eva) regresara de Israel, donde fue mandada por su madre”, precisa la fuente quien además fue a trabajar en la casa de los Fefer el mismo día del asesinato. “Después de que me llamaron a declarar a la Dinincri, Eva me preguntó si a mi también me habían calateado. A ella se lo hicieron porque querían ver si tenía arañones o algo así. Cuando declaré, mi primo que es abogado me ayudó. Eva me pidió su número y lo llamó para preguntarle sobre mi declaración y dijo que estaba interesada en saber sobre el proceso”.

15 de agosto del 2006; 6:30 am. Simón Huarcaya, mayordomo de la familia entra a la habitación. Sylvia Myriam Fefer Salleres se encuentra tendida en posición de cubito dorsal en el piso de su cuarto. Myriam tiene 51 años, las uñas pintadas de rojo y el polo manchado de sangre. Myriam ha sido ahorcada en la madrugada con un cable de computadora. Labios amoratados, restos de sangre en sus uñas destrozadas. El personaje que depósito su ADN en ellas sigue sin ser confirmado, a pesar de las pruebas que apuntan al culpable.

Hugo Trujillo Ospina ingresó en agosto del 2006 al país utilizando el nombre de su hermano, David. El delincuente que cumple prisión en Salta, Argentina, se ufanó frente a sus compañeros carcelarios, el haber asesinado por encargo a una multimillonaria peruana. Según se afirma en el reportaje de febrero del presente año del programa “Cuarto Poder”, primero la policía pensó que se trataba de un “rata”, pero luego la suegra de Trujillo le contó a la policía la misma historia que el “presioso” y dijo además que la mujer asesinada se apellidaría Fefer y que la asesina intelectual habría sido la hija de la víctima, Eva. La mujer afirmó poseer los mails que se mandaban Trujillo y Bracamonte Fefer. La puerta de la casa no fue forzada, por lo tanto, según la policía, Myriam le abrió la puerta al asesino porque lo conocía o talvez uno de los ocupantes del inmueble lo hizo. Talvez fue Eva, talvez fue Ariel, talvez fueron los dos. Igual los perros no ladraron.

El móvil del crimen sería, según la prensa, una suculenta herencia del padre de Myriam, Enrique Fefer. La herencia ascendía a 2 millones 678,000 soles Y estaba conformada por algunos inmuebles, la casa de Paul Harris y las empresas inmobiliarias Sideral y Cosmos. Los cinco hijos de Enrique Fefer (incluida Myriam) estaban en disputa por la sangrienta herencia. A ellos les correspondía dos tercios de esta. El tercio de libre disponibilidad había sido puesto en manos de la hija predilecta de don Enrique, Myriam, pero luego este decidió quitárselo y ponerlo en nombre de su nieta, Eva. La prensa dice que este sospechaba que Myriam en combinación con su madre habían querido asesinarlo. Estaba acordado que luego de cumplir los 18 años, Eva le devolvería a su madre el porcentaje que tenía de la herencia. Myriam murió un día antes de la fecha en la que (según lo acordado) Eva trasferiría este dinero de nuevo a su madre.

Eva la del nombre bíblico, la que robo la manzana, la que en este caso pudo haber matado por ella. Eva es según la policía y la prensa, la principal sospechosa. Pero ¿Dónde queda Ariel en esta historia? Ariel Bracamonte Fefer fue echado de su casa por su hermana poco tiempo después de la muerte de Myriam. Según una fuente, Ariel adoraba a su madre. Según sus declaraciones a Cuarto Poder, él dice ya no confiar ni en su hermana ni en nadie y deja entrever que cree que ella es la culpable. Ariel se parece a su hermana. A ambos les cambio la vida luego de la muerte de su madre, ambos declararon a la prensa luego de que falleció, ambos son (según su entorno afirma) homosexuales, ninguno de ellos dice haber escuchado los gritos de su madre al ser asesinada. Ariel podría haber apoyado a su hermana en el crimen y luego haber ser echado por ella cuando no le servía en sus planes.

Con los últimos indicios (aunque no tan últimos ya que fueron publicados por la prensa en febrero de este año) varios nombres se han desdibujado de la lista de posibles implicados. Entre ellos estaban los cuatro medios hermanos de Myriam, cuyo móvil sería la disputa por la manzana de la discordia que luego se llevó y se comió Eva, quien sigue viviendo en su Edén. Otro sospechosos era Pinkas Flint, el abogado y supuesto blanco del amor obsesivo de la difunta ya que en su amplio walking closset se encontró un altar con objetos de hechicería y la foto del susodicho. El padre de Eva y Ariel y uno que otro amante ocasional de la Fefer también han perdido protagonismo en la lista de los presuntos asesinos.

La policía peruana afirma que siempre se sospechó de la joven. Pero la policia tardó bastante en actuar. “Todo funciona o deja de funcionar por la plata”, afirma un serenazgo de la zona. En la Paul Harris todos dicen no saber nada del tema, mientras desvían sus miradas con ojos asustados. El hombre que custodia la calle desde una caseta niega saber que en esa casa hubo un asesinato. Eva sigue libre hablando desde su intercomunicador a quien le pregunte del caso, sin negar nada, sin aceptar nada. Eva sigue sin ser procesada, las pruebas de ADN de Trujillo Ospina que confirmarían que el fue el asesino siguen sin llegar. Perros ansiosos, perros ambiciosos que tal vez mataron por herencias, por pagos, por envidias, que se metieron con los de su mismo sexo. Perros que tal vez mordieron a los suyos, perros que ocultan, que callan, que mienten. Perros a los que aún hoy no se les escucha ladrar.

martes, 8 de septiembre de 2009

¿Síndrome pre menstrual?

Siempre dije, prediqué y pensé que las mujeres que utilizaban el pretexto de estar con la regla para dar rienda suelta a sus más desenfrenados ataques de histería, lloriqueo, hipersensibilidad y locura eran unas exageradas que desprestigiaban a nuestro género. Este discurso lo expuse miles de veces hasta que un día empecé a llorar como una enferma después de ver un comercial de papel higiénico, después me pelee terriblemente con mi mejor amiga por un cigarro, casi me peongo a llorar en el trabajo cuando mi jefe me dijo lo bien que hacía mi trabajo. Me había dejado arrastrar irremediablemente por la locura sangrienta y colectiva de mis hormonas revueltas. Después de haberme burlado tanto finalmente había sido premiada con la maldición. Fisicamente la verdad que no se exactamente que es lo que causa la catastrofe y nos e porque después de tantos años recién se decidio manifestar en mi. Terrible e incontrolable lo único peor que eso sería seguramente.... ser hombre.