sábado, 3 de noviembre de 2007

La creación



La diosa creo el mundo, en 4 días. El primer día hizo el cielo, el mar y la tierra. Todo un mundo hermoso para que albergara al ser que más iba a amar en el mundo. Al segundo día creo a las plantas, árboles y frutos. Al tercer día la diosa hizo animales y les puso un nombre a cada uno de ellos. Cuando el mundo estaba listo creó a la primera mujer a su imagen y semejanza, la engendró y alimentó de su seno, hasta que ella creció y estuvo preparada para valerse por si misma. Pero la diosa no la dejó sola jamás. Pero la mujer se sentía sola y le pidió un favor a su madre. Quería compañía. Esta le concedió el deseo, creando así otra mujer. Entre ellas dos se creo un lazo irrompible, el de la hermandad. Ellas eran una. La diosa sabía que su hija hermosa y de una bondad increíble era la única que podría seguir creando seres a su imagen y semejanza, además que quería que ella sintiera esa maravillosa sensación. Pero había un pequeño problema, la mujer sola no podía reproducirse. Necesitaba de una semilla y esta era muy frágil como para que la diosa la tirara al mundo, se perdería. Entonces a la diosa se le ocurrió una idea, crearía un envase portador de esta semilla creadora, un frasco para que el polen llegara seguro al vientre de la mujer, este frasco seria el hombre. Además decidió darle un poco de diversión a la mujer, entonces creo un dispositivo en ella para que se divirtiera con el frasco portador del espermatozoide, y así la diosa creo el clítoris. Una de ellas había tenido la loca idea de donar su hombro para la creación de este nuevo ser, pero la diosa se negó porque jamás dañaría a una de sus hijas. Entonces la diosa creo un ser nuevo de una hebra del pelo de una de las mujeres. Pero lo del hombro quedo como una anécdota interesante, así que decidió ponerle al nuevo ser “hombre”. Entonces dos “hombres” aparecieron en este paraíso matriarcal. La diosa amaba a cada una de sus creaciones por más insignificante que fuera y por esta razón decidió darle un poco de inteligencia al “hombre” para que este pudiera disfrutar también del mundo, además para no tener que cuidarlo a cada paso que diera, para que él pudiera valerse por si mismo. La diosa también les dio algo llamado fuerza para que la pusieran en servicio de sus hijas. Pero estos dos hombres eran traicioneros y después de conspirar y uniéndose con una serpiente encontrada en un árbol decidieron alejar a las mujeres de su madre. Así utilizaron la fuerza atraparon a las mujeres y se las llevaron del paraíso. La diosa no se los perdonó jamás y los castigó quitándoles la inteligencia que un día les había dado y el hombre no pudo volver a cuidarse solo. A sus hijas les dio todas las armas para defenderse de ellos, armas para poder manejarlos y controlarlos, armas como la seducción y la inteligencia. Fueron naciendo más mujeres y más “hombres”. Con la fuerza ellos hicieron que muchas de ellas olvidaran su origen, su verdadera historia, su poder. Pero por fin después de miles de años las mujeres por fin han recordado inconscientemente la verdadera historia, han recordado que ellas son las herederas de la diosa y que los hombres no son nada mas que contenedores de espermatozoides. Por eso en este nuevo milenio honremos a la diosa, a esa divinidad olvidada y con el género cambiado. Honremos a nuestra creadora y celebremos que fuimos creadas a su imagen y semejanza.

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