viernes, 28 de agosto de 2009

La que la odie diga YOOO


El 90% de las mujeres del globo terraqueo tenemos un enemigo común, bueno tenemos varios, pero digamos que el que atañe a este post es uno de los peores o una de las peores mejor dicho. Silenciosa, plana y calculadora nos espera detrás de la puerta del baño acechante, desgraciada, MALDITAAA.Ella siempre me da más y más y más cuando yo quiero que no me de tanto. Quiero matarla, destruirla, aplastarla, pero demostraría que me ha vencido, que me ganó. Condenada seas balanza que me miras y me invitas a subirme, yo caigo con una pequeña esperanza miro abajo y siempre bajo devastada, o mejor dicho desvastada. Maldito peso, maldito espejo, maldito rollo de arriba de la cadera, maldito jean que ya no me cierra pero que me sigo poniendo por que me niego a comprarme una talla más y pasar al terrible número 32, mejor apretada que vencida. Ustedes me diran: ya ps cojuda pero no te subas. Pero aceptenlo, provoca y uno cede, cae. Claro la evito por un mes, hasta dos, pero un día no aguanto más y me trepo en el escalón de la realidad y cuanto más tiempo pasa el resultado es aún peor, triste, y la cosa no acaba ahi cuando por fin aceptaste el número que te da un día sales a la calle, al supermercado, a la casa de tu amiga, al doctor o donde sea y vez otra balanza y como crees que ya conoces el fatal resultado te subes de nuevo rogando que la tuya se haya equivocado, dienciendote: la mía debe estar malograda, por eso me dice que peso tanto y te subes tratando de convencerte. El resultado: Terrible y concluyente, pesas aún más de lo que creías. Tu balanza te baja por lo menos dos kilos. Triste muy triste realidad.

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