jueves, 5 de junio de 2008

Dime con quien te acuestas y te diré quien eres


Hay miles de personas que pretenden dictar reglas mundiales para controlar y dictaminar el comportamiento y la actividad de aquella pélvica zona en la que tantas investigaciones de campo se hacen diariamente. Pero lamentablemente él sexo se práctica tanto como se discrimina y se crítica a sus más aserrimos, creativos y aventureros devotos. Todos los días escucho cosas como: Ese pata es gay o que cabro eres o esa tipa es una puta. Y que yo sepa nadie anda tan interesado en saber y comentar sobre lo que comieron los demás hoy o lo que les provocará mañana. Porque en el terreno sexual la gula no es pecado y las dietas muchas veces son las que hacen daño y crean crisis mucho más profundas que cuando solo se come lechuga por un mes entero. No creo que a quien metemos en nuestro lecho de placer o de descanso sea una características que pueda definir en su totalidad lo que somos. Funciona más que todo por antojo, por una decisión,por el deseo, o por lo que popularmente llaman amor (! dame la prueba del amor!), por necesidad. Es una opción no un razgo de nuestra personalidad, y como opción es externo a nosotros, aunque muchas veces entre. Que paren las discriminatorias prácticas de denominar a los demás por su situación sexual, paremos de definir a los demás con prefijos como gay, puta, cabro, perra, etc, porque igual a nadie le gustaría que lo llamen lupita la abstinente o juanito el virgen.

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