domingo, 4 de enero de 2009

Mis rituales de año nuevo

Como casi todo el mundo yo también decidí poner en práctica algunos rituales para el fin de año, pero a mí manera. Pase el día en una fiesta en la playa y trata de divertirme hasta las últimas consecuencias porqué según dicen como la pases ese día la pasaras todo el año. Lo de comer las doce uvas y pedir 12 deseos por cada una de ellas no em resulto en los 10 años que lo hice, por lo cual decidí variar un poco la receta y me tomé doce copas de vino y pedí un deseo por cada copa que me secaba de una. Claro que los deseos se fueron poniendo cada vez más retorcidos conforme iba tomando el alcohol, así que ya tal vez sea mejor que mi ritual fracase. El último ritual que decidí practicar fue el del popular calzón (o algo parecido). Normalmente te dicen que te pongas un clazón amarillo (para la buena suerte) o uno rojo para el amor, pero mi vagina no tuvo ni buena suerte ni amor cuando probé con estos dos colores, así que este año decidí pasar las 12 sin calzón. Realmente tengo que aceptar que la increíble idea no se me ocurrio a mi, si no a una amiga que me dijo que eso jamás fallaba y que daba suerte (en todos los aspectos) y yo pensé que si no me daba suerte en el año, por lo menos me haría más fácil la labor mas tarde en esa misma noche (es broma), así que no tenía que perder. Así que yo y 5 amiags nos sacamos la chuchu (como le pusimos para no andar gritando por ahí no tengo calzón, sino no tengo chuchu) y recibimos las doce mas libres y aireadas.

La verdad aceptaré que la parte lógica de mi nebuloso cerebro dice que todas estas prácticas son patrañas ingeniosas que utiliza la gente para sentir que puede controlar su destino, que puede manejarlo y hacer que le ocurran cosas buenas. Pero no se pierde nada intentandolo. Ya les contaré si mis rituales novedosos funcionaron o no...

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